Radioterapia y reconstrucción mamaria inmediata
La radioterapia, junto a la quimioterapia, la hormonoterapia y la cirugía, es uno de los tratamientos básicos en el cáncer de mama.
La radioterapia actúa disminuyendo la división celular: crea mutaciones en el ADN de las células que resultan letales. Este efecto es especialmente efectivo en células que se dividen más y más rápido que las células normales, por lo tanto, es especialmente efectiva en las células cancerosas. Por otra parte, disminuye el flujo sanguíneo de los tejidos tratados. Esto es positivo ya que los tumores de mama -y el resto, en general- requieren de gran aporte de sangre para crecer, dividirse y metastatizar. Por lo tanto, al reducir el aporte de sangre que recibe el tumor, atacamos directamente a su proliferación.
Así pues, este tratamiento supone una aportación fundamental en el control local de la enfermedad y en la reducción de recaídas.
Radioterapia y cirugía oncológica
Ahora bien, cuando la radioterapia forma parte del tratamiento multidisciplinar de una paciente, supone un reto mayor para el cirujano oncoplástico de mama.
El objeto de la cirugía oncológica con reconstrucción mamaria inmediata no es sustituir el volumen de la mama mastectomizada simplemente, sino conseguir un recuperación en tamaño, forma, tacto… que resulte satisfactoria para paciente y cirujano, y que permita una rápida incorporación a la secuencia de tratamientos y a la vida afectiva, laboral y familiar de la paciente con el mínimo sentimiento o signo de estigma.
Hay que tener en cuenta que la radioterapia tiene efectos en los tejidos, tales como la reducción de la elasticidad, capacidad de cicatrización, tacto y sensibilidad.
Todo ello lleva a que, en una reconstrucción mamaria de calidad, se tenga que valorar en las consultas preparatorias la forma de la mama que será radiada y la simetría con la mama sana.
El cirujano oncoplástico debe adelantar y minimizar los efectos de la radioterapia sobre la reconstrucción y no esperar a la aparición de ellos.
Conceptos básicos
A continuación, te exponemos los conceptos básicos en la práctica para una cirugía de reconstrucción inmediata de mama con simetrización de la mama sana:
1. La mama oncológica debe reconstruirse con un 10% de volumen más que la sana, es decir, dejarla algo más grande, pues uno de los efectos de la radiación sobre el tejido es la fibrosis y pérdida de tejido.
2. En cirugía mamaria hay que advertir siempre que el resultado en forma y caída de las mamas no se empieza a observar hasta las tres semanas post intervención. Esto implica que habrá que advertir a las pacientes que la mama sana en la que se ha realizado un procedimiento de simetrización caerá y alcanzará la forma definitiva antes que la reconstruida. Generalmente, la mama reconstruida tarda entre 3 y 6 semanas más que la sana en acomodarse.
3. En caso de realizar una técnica reconstructiva utilizando implantes habrá que escoger un volumen de implante mayor al teórico para adelantarse a efectos de fibrosis postradioterapia.
4. Siempre habrá que aportar un extra de cobertura del implante con tejido propio de la paciente (por ejemplo, el Dorsal Ancho obtenido con endoscopia). Aportar un extra de cobertura al implante supondrá una mayor seguridad frente a la extorsión del implante, un tacto más confortable y un extra de protección frente a la Radioterapia en términos reconstructivos.
5. En reconstrucción con tejido autologo únicamente (reconstrucción tipo DIEP) hay que advertir que, aparte de lo expuesto en los puntos 1 y 2 y, contrariamente a lo que habitualmente se comenta, es también sensible a la radiación como el resto de tejidos del cuerpo, especialmente la grasa. Habrá que advertir de la posibilidad de pérdidas parciales del volumen del colgajo y del acartonanimeto de la piel, no descartando cirugías secundarias para corregir tales efectos.