¿En qué consiste la técnica de autoexploración mamaria?

La detección de un cáncer de mama con la suficiente antelación aumenta considerablemente las probabilidades de que el tratamiento que se realice sea exitoso. Por ello, es muy importante conocer cuál es la técnica de autoexploración mamaria.

A pesar del avance de la tecnología en este campo y en los estudios de imágenes, el 10 % de los tumores mamarios no pueden verse en una mamografía, pero sí que es posible que se detecten en una exploración física de la mama.

Técnicas de autoexploración mamaria

La técnica de autoexploración mamaria se basa en la palpación y la observación que una mujer realiza de sus mamas. Este procedimiento es tan sencillo como necesario para poder detectar una anomalía o cambio en los pechos.

No hay una técnica que se considere mejor que otra. Cada mujer ha de encontrar la manera que considere más sencilla para realizar la exploración de forma periódica (lo ideal es que sea de manera mensual). La autoexploración ha de ser un hábito y debe realizarse a partir de los 20 años.

Tras cualquier alteración que detectes en una autoexploración, son motivo de consulta con el ginecólogo las siguientes:

Cambio de color o textura parecida a la piel de naranja.

– Si la palpación produce dolor en una zona o punto concreto.

– Cuando te sale líquido de los pezones.

– Si detectas hundimientos o bultos.

Observación

Para realizar esta técnica has de colocarte frente al espejo con los brazos caídos y observar si las mamas son de igual forma y tamaño que siempre, si la piel está lisa y si el borde inferior es regular y liso.

En segundo lugar, has de levantar los brazos y ponerlos en posición vertical. Comprueba si en esta posición puedes notar alguna diferencia entre una y otra axila o entre una y otra mama.

Baja los brazos y une las manos a la altura del cuello. Realiza fuerza hacia fuera para tensar los músculos del tórax y que puedas comprobar si existe alguna anomalía.

Ahora, con los brazos a ambos lados del cuerpo, observa el pezón y apriétalo ligeramente para comprobar si salen gotitas o incluso secreciones más abundantes. Examina la areola y comprueba su forma y tamaño, si las rugosidades normales han cambiado o si existe algún tipo de coloración anormal o manchas.

Palpación

Para proceder a hacer la palpación puedes imaginar que tu mama se divide en cuatro cuadrantes o cuatro partes que se unen en el pezón. Con la mano plana y los dedos estirados debes presionar lentamente la mama contra la pared del pecho y proceder a examinar cada uno de los cuadrantes.

En primer lugar debes estar acostada o tumbada, de este modo conseguimos que el seno se expanda de forma regular por el pecho. Ahora comenzarás la exploración o palpación por la mama izquierda y posteriormente lo harás con la derecha.

Debes hacerlo de la siguiente manera:

Coloca una toalla o almohada debajo del hombro izquierdo para que puedas estar más cómoda. Levanta el brazo izquierdo o colócalo detrás de la nuca para estar más cómoda y que la zona esté libre. Utiliza la mano derecha para palpar todos los cuadrantes. Hazlo con las yemas de los dedos. El tacto debe ser firme y pausado, pero sin presión. Mantén juntos y rectos los dedos.

El movimiento con el que acompañes la exploración debe ser circular, aunque el círculo no hace falta que sea muy grande, aproximadamente como el tamaño de una moneda. No te olvides de revisar toda la zona desde la clavícula a la axila. Comienza de arriba abajo y luego continua de lado a lado. Desde la clavícula llega a la parte superior del abdomen y desde la axila al escote.

Una vez revisado, cambia de postura y realiza exactamente lo mismo con el lado derecho, sin olvidar la axila y palpando la mama con la mano izquierda.

A continuación, procede a evaluar tus pezones. No te dejes sin palpar ningún área. Lo mejor para no saltarte ningún paso es seguir un patrón muy concreto, como el que se está describiendo aquí, que te asegure que cubres por completo la mama. Otro de los movimientos que puedes hacer es de arriba hacia abajo, es decir, de forma vertical, como si estuvieras cortando césped.

Recuerda que es importante que no quede ni un milímetro de tejido mamario sin palpar tanto en la parte trasera como en la delantera, piel y tejidos superficiales. Cuando llegue el momento de palpar el tejido profundo, será necesario que ejerzas una firme presión que deberías llegar a sentir en la caja torácica. Para que puedas alcanzar a palpar el tejido situado en la parte media de las mamas puedes ejercer una presión más moderada.

Una vez que ya has realizado todos estos pasos, es necesario que te palpes sentada o de pie las mamas. Muchas mujeres optan por hacer este paso cuando están en la ducha porque dicen que la mejor forma de palparse las mamas es cuando tienen la piel más resbaladiza y mojada. Lo importante, en cualquier caso, es que vuelvas a realizar todos los movimientos anteriores para que compruebes el estado de tus mamas.

¿Cuál es el mejor momento para hacerte una autoexploración mamaria?

Es conveniente hacerlo de forma mensual, en la semana posterior a la menstruación para asegurarte que las mamas no están inflamadas o sensibles.

Esta exploración has de hacerla de forma periódica, aunque la regla no sea regular o no se tenga. Intenta que sea siempre el mismo día del mes. Aunque estés en período de lactancia o embarazada, no dejes de realizarla. Hazlo tras dar el pecho para que no estén llenos.

Realiza la exploración, aunque tengas implantes y hazlo siempre de la misma forma.

Debes tener en cuenta que, si con la técnica de autoexploración mamaria detectas algún tipo de bulto, en el 90 % de los casos será un tumor benigno al que habrá que aplicar un tratamiento y no será un cáncer. Si tienes cualquier tipo de duda sobre cómo realizar la técnica, pide consejo a tu médico o enfermera.